Camino de entrada

Seguía mi rumbo hacia la academia, gritos, golpes y demás cosas que no quería identificar, ya que no tenía pensado ir por motivo alguno antes de haberme instalado, quería ignorar. Una muchacha, congelada, ninfe al parecer se me estaba acercando con una mirada extravangante, ¿quería morir acaso?
Examiné a aquella niña, que era lo que era y nada más, una simple mocosa, a penas tendría un rango bajo, el daño que podría llegar a hacerme sería... ¿Un pequeño corte? Tsk, escoria.

Al analizarla más profundamente me dí cuenta que era de la academia, pues sus pasos provenían de allí y que estaba a punto de morirse del frío, pero literalmente.
Yo proseguía con mi camino, y ella ya se encontraba a escasos metros de mí, me empezó a interrogar, metiéndose en el medio de mi camino, lo cual no dudé en expresarlo. - Niña, apártate de mi camino. - Dije, mientras seguía caminando.

La niña me seguía hablándome, ¿se creía una detective? Menuda imbécil. - Gorgan Phylicks, profesor de historia y magia en la Academia Militar Guerreros del Averno. ¿Eres estudiante de allí, verdad? - Dije, con una llama en mi mano, para que se calentara, seguramente, se lo tomara como que quería destruirla u algo así de imbécil... No sé ni tendría el porqué saberlo. Mientras tanto, Anker nos vigilaba desde mi mente, ya que yo le permitía libre circulación por esta, ahora mismo él y yo compartíamos mis ojos.

La nieve caía en mis hombros, lo cual era reconfortante y tranquilizador, aunque no estaba yo como para esas, tenía que llegar en cuento antes a la academia y ver las habilidades de mi supuesta hermana.

La niña anotaba algo en su pequeña libreta, ¿pretendía analizarme simplemente con escrituras? Cuanta experiencia le falta a dicha jovenzuela... Cuando fui yo quien formuló la segunda pregunta, hizo un pequeño gesto de sorpresa, miré para otro lado como quien no quiere saber nada más de aquella señorita. Ella seguía hablando, su nombre, y no se qué más anteriormente, una presencia, la cual se asemejaba a un buscador de sueño, pero no lo era por el completo, me distrajo completamente. Miré al cielo, era crucial saber donde estaba Anker... Cierto, aún estaba en el mundo de los sueños...

De los árboles, un conjunto de ellos, aunque no llegaba a ser un bosque, de donde provenía la presencia, salió un ser. Me quedé un poco asombrado, por dentro, pues por fuera mi cara no expresaba nada. Quizás un poco de preocupación por el destino de aquel chico... Un chico con un pelo de un color inusual, como Elexya... ¿Acaso en esta academia nadie tiene el pelo de un color normal? No es que me parezca mal... De hecho les quedaba bien aquel color a cada uno de aquellos seres. Pero me resultaba extraño. Y para extraño el chaval, medio neko medio hume... Y aún encima, buscador de sueños... No a este le falta ser un neko buscador de sueños y cartelitos: ¡Anker! ¡Estoy aquí!

En efecto, la comida favorita de Anker, son las pesadillas, los gatos y los buscadores de sueños... Intenté razonar con él mucho lo de los nekos y los buscadores de sueños... Pero es Anker, y prefiero que se los coma a ellos, que me coma a mi... Una nube tubo un relieve inusual, en cuanto volví mi mirada al cielo. Anker. Estaba materializándose en este mundo. Mientras tanto, el chaval nos saludaba, aunque seguía de largo, igual solo estaba de paso. Y hablando de pasos, ¿a que no adivináis de donde vienen los pasos? T_T Añaaa, ¡no quiero ser un canguro!

La niña nombró a Nyna. - Sí, el mismo apellido... Será porque somos hermanos, ¿no? ¿Sabes algo de ella? Su ubicación, algo... - Le pregunté, aún pendiente de lo que haría el lobo hambriento de pesadillas, ése era y sigue siendo el título de Anker.

Anker se avalanzaba a toda pastilla contra el chaval, quien se había detenido. - H... Hola. - Saludé al pobre niño. Yo también me dirigí donde estaba el semi-neko, intentando que no sea la comida de mi lobo alado, bueno, más bien no tenía dueño, pero yo era suyo y él era mío. Parando su mandíbula, prácticamente con todo mi cuerpo, desde la cintura, hasta la cabeza intenté que no se lo zampara como quien se come una galletita salada. Anker fue parando el golpe, abriendo sus alas, al menos no me zamparía la mitad de mi cuerpo U.U"

- ¿Como te llamas, joven? Yo Gorgan. ¿Sabes qué? Mejor deja la presentación para después, ¡CORRE! - Le dije al chaval lo más rápido que pude, aún seguía ahí, quieto, inconsciente de su fortuna... Hasta me daba pena que un chaval tan joven la palmara de una forma tan... Nah, no me daba pena.

Me había frenado en seco cuando unos gritos - o casi gritos - me alertaron de algún posible peligro inminente. Vaya, un lobo gigantesco y alado pretendía deborarme, qué novedad vale, cierto es que no encuentras un bicho así todos los días... pero ya estoy más que acostumbrado a las agresiones. Dejé escapar un suspiro, para darme la vuelva y observar al peliblanco parando al lobo con su cuerpo, mientras una niñita elfe venía corriendo hacia mí, subiéndose a mi espalda. Obviamente, si no hubiese querido que se me subiera me habría apartado, pero... dice que soy mono >//////< - Nyaan ~ tú si que eres una monada. Encantado Elexya, yo soy Ikuto... Shineko Ikuto... - Me presenté con voz misteriosa, antes de que ella bajase de mi espalda y corriese.

El asunto no me había alterado para nada, más bien al contrario. Miraba fijamente a mi "supuesto agresor" con unos ojos cargados de cansancio y pasotismo, y a la vez agradecimiento hacia el hombre que lo sujetaba. Por la fuerza que poseía, debía de ser un profesor como mínimo... espera, ¿qué es eso que vuela? ¡ES OTRO GATO AZUL! Y una señorita - No se preocupe por nada, Kirtash-San... su presencia puede alegrarnos el día. - Susurré, acercándome a la peliverde grande (?) y tomándola de la mano depositando un beso en ella. Era algo típico mío, no hay que tenérmelo en cuenta. Luego, alcé la cabeza y guiñé uno de mis violetas ojos hacia la otra peliverde, para alejarme de ellas y plantarme frente al gato alado. ¿Ahora todos tienen alas? Qué flipe. - Te adoro, gatito-nyan~, soy Ikuto. ¿Cual es tu nombre? - Me sentía bastante contento, nunca había pasado buenos ratos con nadie... y este día se estaba haciendo bastante interesante ya solo por los personajes que estaban presentes... si todos eran así en la academia, hice bien mi elección de venir a un lugar como este. Sin duda.

Una nueva muchacha había llegado donde nosotros, ya se habían juntado demasiadas personas. Cosa que nunca me agradó, siempre había preferido la soledad o haber sido acompañado por pocas personas; sin embargo, en estos asquerosos momentos me encontraba con una multitud. Sí, una multitud que me tendría que acostumbrar, y más gente, más gente imbécil que iría a mi clase a ocupar la silla, porque otra cosa...

Anker se apartó de mi cuerpo cuando vió al acompañante de la peliverde. Un gato azul y, aún por encima como si eso no fuera extraño, con alas. No, si es que ya no saben que inventar con la mezcla de genes... A saber todas las enfermedades que tendría aquel bichejo. El lobo alado, quien había leído mis pensamientos como era de costumbre, me fulminó con una mirada que, a un ser "normal" lo haría retroceder o, al menos, sentir miedo. Sentir... Que curiosa palabra, la uso mucho, pero prácticamente no la llevo a la práctica...

Anker se dirigió al gato alado azul, cual nombre de este era Happy, quien hacía un brutal contraste con la dueña de este, y empezó a hablar mentalmente, se presentó y también a mi. <<Tsk, ni que hiciera falta Anker, no son más que escorias...>> le envié el pensamiento, aunque mi fiel lobo lo rechazó, ignorándome, como si la escoria fuesa yo. Aún así no me llegó a importar, no tenía el porqué.

Al parecer, al joven hombre-neko, no le importaba en absoluto lo que le podría llegar a hacer mi amigo. Sin embargo, ello no demostró más que simple ignorancia. <<Anker no tan solo se comía a los buscadores de sueños, no. Al comérselos los dejaba vivos en su interior a la vez que él se llenara y les producía un dolor el cual aumentaba a paso que el tiempo transcurría, empezaba con un pequeño dolor punzante en la barriga luego el dolor se extendía por todo el cuerpo hasta llegar a un nivel inhumano, inalcanzable por ninguna magia. Un nivel traumante tanto físico como sentimental. En efecto, revivía las pesadillas más profundas que hay en nosotros. ¿Como lo sé? Anker y yo nos peleamos>> Rememoré como fue mi entrenamiento, el cual no logré completarlo y nunca llegaría a completarlo para mi desgracia.

La niñata seguía escribiendo en su libretita, me empezaba a poner enfermo, aunque no dejaba reflejarlo, como nada. Ahora que me había dado cuenta, la niña se encontraba cerca del gatito. Desvié un poco la mirada a la derecha. Estaba Anker... <<¿Porqué no se lo ha comido aún?>> Escuché la información de la peliverde pequeña. También me enteré de la raza de aquella niña pequeña. Esbocé una sonrisa y me acerqué hacia las peliverdes, al gato y a Anker.

- Nos vamos. - Anker me miró con una mirada de desafío, aunque al final aflojó su mirada ante la mía, neutral, y abrió sus alas para que nosotros saliéramos volando (literalmente) hacia la academia. Anker, mentalmente, se despidió del gato, ignorando a los demás.

Iba dando un paseo con Tenebrae por las zonas heladas. Sin tener mucha idea de lo que hacer en ese aburrimiento de Academia, tuvimos que salir en busca de algo que nos ocupase, por poco tiempo que nos entretuviese. Bueno, en realidad, había sido idea de Tenebrae, que, como nos pasábamos el día enclaustrados en mi habitación, debía de sentirse agobiado. Yo, por mi parte, prefería la soledad antes que el bullicio. Es más, la sola presencia de una persona ya me ponía nervioso. Quizá por eso es porque nunca había tenido un solo amigo, hasta decirles "hola" me daba corte.

Inmerso en mis pensamientos y vergonzosas cavilaciones, me vi interrumpido por Tenebrae, quien había advertido la presencia de la gente -¡Por fin personas! De tanto enclaustramiento, pensé que terminaría tertuliando con las almohadas, pero claro... ¡Es que tienen mucha pluma! ¡Jo, jo, jo! -dijo, lleno de gracia, para solo reírse él mismo de su estúpido chiste, mientras yo notaba que una gota de sudor se deslizaba por mi nuca. Ya no sabía si me ponía más nervioso el saber que nos aproximábamos a un pequeño grupo de personas o aquella gracia tan poco intelectual por parte de Tenebrae.
-¿Sabes, Tenebrae? Son ese tipo de comentarios los que te hacen parecer un estirado... -le dije, como mi más sincera opinión, que para eso era el único con quien me atrevía a ser sincero. Además, era verdad: Esos comentarios eran de lo más despectivo.

Tenebrae se deslizó volando y se evaporó en un aire oscuro. Entonces, en otra grieta dimensional, se apareció ante los allí presentes -Mi nombre es el Centurión Tenebrae. Un placer el conoceros -se presentó él, con su tono aristocrático de siempre, que, como todo, le hacían parecer un estiraaaaaaado.

Yo, que ya había hablado con él acerca de mis "tan amplias" relaciones sociales, había quedado con él en que trataría de ser valiente y me presentaría, por lo menos. Evidentemente, trataría, también, mostrarme tal y como yo era. Así que, no demasiado decidido, me acerqué a la gente, no sin antes cruzarme con un individuo con un lobo enorme. Bueno, tras conocer a Tenebrae, ya nada puede impresionarme. Solamente, entorné los ojos como una lechuza y sacudí la cabeza, continuando mi camino -Buenas. Yo soy Soren Barnes, responsable de Tenebrae. Para mi, también es un gusto conoceros a todos. Esto... ¿tuvisteis algún problema con esos? -pregunté, lleno de curiosidad y rubor en las mejillas, mientras señalaba, disimuladamente, al lobo y su amo, que se estaban yendo.

Repasé a los presentes con la mirada: había dos peliverdes y dos gatos azules. Debían de haberse puesto de acuerdo, o algo así. A lo mejor, era el día de los disfraces y no me había enterado. Posé mi mirada sobre todos. El gato grande parecía un galán rompecorazones, de estos que sabían porqué se lo tenían creído... ¡Qué envidia! El pequeño también parecía quererse a sí mismo, pero ser más querido por los demás. La peliverde más alta tenía unos ojos algo incómodos de mirar, pero un aspecto imponente. La otra, por el contrario, tenía un aspecto dulce y femenino. Parecía ser alegre y vivaracha, además de guapa. Su pelo se ondeaba con el viento y le hacía tener un aspecto fresco y hermoso. Algo comenzó a palpitar en mi pecho y mi rubor ascendió por mis mejillas. No lo comprendía del todo, me avergonzaba todavía más.
Tenebrae me escudriñaba con la mirada, mientras levitaba.

Kirtash al escuchar una suave voz femenina en el ambiente giró su rostro hasta que sus gélidos ojos se posasen sobre los de una jovencilla que, al igual que ella, tenía los cabellos verdes, aunque en otro tono. Se la quedó mirando, ladeando el rostro, curiosa por ese dato, aunque la curiosidad le duró tan solo unos segundos, puesto que junto con la presentación de la chiquilla venía una breve descripción de su raza. Lo primero que se preguntó a sí misma era la razón por la cual esa tal Elexya le contaba eso a una individua que acababa de conocer de vista, tan solo, y más aún delante de otras personas. Kirtash se dedicó a responderla con un leve movimiento con la cabeza, a la par que Happy ahora quería ser el protagonista. - ¡Aye! Estoy perfectamente. Yo me llamo Happy, y soy un feroz gato guardián :3 – Dijo, poniendo la cara más monosa que podía tener.

En ese preciso momento, Kirtash percibía que alguien se acercaba hacia ella, por lo que su atención pasó de Happy y Elexya hacia… ¿el otro gato azul? Y buscador de sueños… algo que aborrecía a la vampira, y que si no fuera por la apariencia felina del peliazul, se hubiera largado de inmediato. Aunque las palabras de este la descolocaron un poco. ¿En qué iba ella a alegrar el día a nadie? ¿Y por qué? Como si no tuviera cosas mejores que hacer… tsk. Para colmo, el hombre neko le había agarrado una de sus manos, y posado sus labios sobre ellos, en un beso, aunque Kirtash no sabía lo que eran los besos, por tanto solo vio en ese gesto una rareza extrema. ¿Acaso quería oler su piel? Qué acciones más raras tenía el sujeto este… La peliverde pasó completamente de ello, sin contestarle y sin reaccionar ante todo ello, como si no hubiera sucedido nunca. Le daba igual lo que hiciera, pero había algo que odiaba por encima de todo. Nadie, absolutamente nadie, podía probar su sangre. No sería responsable de sus actos. Era lo más privado para ella, más incluso que su propio cuerpo, ya que al igual que los besos, ella desconocía el sentido del pudor, así como el significado de las relaciones amorosas y sexuales. Eran cosas lejanas a ella, Kirtash se situaba en el otro extremo.

El tal Ikuto, se acababa de presentar ante Happy, que había vuelto a dar su nombre y ahora revoloteaba por encima de la cabeza del gato grande, hasta posarse en su hombro. - ¡Yo también te adoro! Eres genial, yo también querría tener un cuerpo humanoide. ¡Podría intentar meterme en el cuerpo de Kirtash, y compartirlo los dos! Jo, ojalá se pudiera, aunque fuese un breve período de tiempo… - Y, como era costumbre en él, Happy se iba por la ramas haciendo uso de su imaginación. Entonces, él dejó de prestar atención a Ikuto para mirar al lobo gigante. Sonrió. “Mucho gusto Anker. Yo soy Happy Nightneko y mi amiga es Kirtash Nightmare. Un día quedamos para cazar Squallos, ¿te parece?” Kirtash había podido escuchar la respuesta de Happy, ya que tenían ambos una conexión y lazos demasiado fuertes, pero la presentación del lobo Anker obviamente había sido completamente ignorada hacia ella, y el gato lo sabía, por lo que se volvió hacia ella. – Kirtash, él es mi nuevo amigo Anker, y su mascota se llama Gorgan^^ - Bromeó, o al menos Kirtash pensó que así era, mientras Happy se despedía de los dos sujetos, que se iban volando.

Y mientras unos se iban, otros aparecían. Un muchacho rubio, acompañado por otra fiel mascota, hicieron su aparición. - Uhm... - Ante la presentación de Soren Kirtash se limitó a clavarle su fría mirada, sin decir nada. Tan solo se encogía de hombros.